miércoles, 11 de marzo de 2015

Adios

Recibo la noticia de manera intempestiva.
Me dijeron que te casabas de nuevo hacía un tiempo, la madre del testigo de nuestro casamiento que siempre me quiso mucho (claramente es una ironía), me lo dijo mientras me preguntaba: “¿Y vos estas con alguien? Porque él se casa de nuevo, o se casó o algo asi”.
Y también, el día de mi cumpleaños me contaron que te casabas el que había sido el día de nuestro casamiento. No fue así. Te casaste 7 días antes de nuestro –antiguo- aniversario.
Existe una especie de código implícito en el que yo debería ponerme muy mal y tener reacciones como enojo o despecho, pero solo me invadió, en el primer caso, una sensación de sorpresa por el absurdo de la frase (trabajo en su obra social y a esa señora que le adelante los turnos su abuelita, claro está) y en el segundo caso una sensación de alivio: ¿Con quien me casé que se casa el mismo día que conmigo?
 Y ayer, vi las fotos de tu casamiento. Pocas. En las fotos no estaban ustedes.
Las vi de sopetón, sin buscarlas, (en las redes sociales que etiquetan al amigo del perro del primo de un pariente), y solicité catarsis de amigos, quienes me retaron por haber visto las fotos. A veces creo que soy la reina de la negación y a veces creo que mis amigos lo son, no entiendo muy bien, es como si quisieran que vea algo, me arranque los ojos y asi extirpe la imagen mental que me dejó la visión fortuita del momento. Es porque me quieren y quieren evitarme el dolor de ver algo que no me gusta, lo se. En un punto esa reacción estuvo buena, todavía estoy aprendiendo (todavía, todavía, todavía) eso que no entendí con vos. Eso que “la gente no tiene porqué pensar como yo”.
 Y soñé. Me costó dormirme porque estaba segura que iba a soñar con vos (tantos años de terapia implican que el incc y uno, saben cuando se van a poner jodidos entre si).
Soñé que estaba en tu casamiento, sentada en el borde de la pileta en el que me senté tantos años, y venían los nenes, tus sobrinos, que fueron mios también en algun momento, pero como la última vez que los vi. Sin que haya pasado el tiempo, hermosos y pequeños. Lara no, no se porqué Lara estaba grande y hermosa como estoy segura que está. Y vos estabas con tu mujer, que estaba preciosa y feliz, con el pelo muy rubio. Estabas yéndote hacia la luna de miel, el estado mas hermoso en el que puede estar un ser humano, y yo los corría y te abrazaba y te decía que te quería mucho. Y ella se enojaba y se ponía celosa y vos la llenabas de besos y yo no daba mas de la felicidad de verte asi y de poder abrazarte y los dos la cargábamos y le decíamos que ni locos volveríamos a estar juntos pero que el cariño estaba intacto y ella accedía de mala gana.
Y me desperté tan feliz pero tan feliz, que hice lo que hago siempre que estoy muy feliz o muy triste o muy enojada o muy miles de sensaciones: me puse a escribir.
 Chau. Que seas feliz. Pero en serio. Que puedas verte como te vi en algún momento: un gran y bello hombre muy confundido y tironeado por sus obligaciones. Que puedas elegir, todos los días lo que queres hacer y que lo puedas sostener con el cuerpo y la palabra.
Que nadie te obligue a nada, que nadie avance por sobre tu deseo, que nadie nunca, nadie pero nadie, deje de ver que sos un ser increíble. Y que quien que lo vea, no quiera imponerte ninguna regla.
Sin reclamos. Hablar mal de vos, hablaría mal de mi, de 9 años de nosotros.
Ojala algún día nos podamos encontrar y darnos un abrazo. Sino, está el sueño y esa sensación que hoy me invade, de no querer revancha, venganza, disculpas o modificaciones. Solo que seas feliz como te vi mientras dormía.
Te abrazo.
Te quiero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te sigo hace mucho. Me encanta leerte. Y me emocionaron estas palabras.

Leticia dijo...

Me alegra que te guste.
Abrazo!