martes, 1 de julio de 2008

Lo que manicomializa



El manicomio y el teatro.
Siempre que se pueda, se escribe en castellano


Qué cree la gente que es un loco?

Que pasa en un manicomio?
Cuales son los fantasmas que lo habitan? Los vivos y los muertos.
Hay varias categorias sociales de los locos.
Estan los locos lindos, que son los bohemios, los graciosos, los exaltados...
Estan los locos peligrosos que matan familiares y se los comen por pedazos.
Estan los locos mansos que son los que pululan por los alrededores del "suipacha".
Y está la salud pública y estan las politicas en salud mental y esta el desconocimiento.

Los Hospitales psiquiatricos estan habitados por locos, por espectros, por personas que estan equivocadas.. y tambien estan los pacientes.

Lo manicomializante: Hay muchisimo material sobre el tema y si: hay manicomio por todas partes.
¿El manicomio se encuentra sólo en el area de la salud mental?
¿Qué es lo que distingue a un manicomio?
Las "practicas locas", el no poder salir de los circulos viciososo de las repeticiones que llevan siempre a los mismos actos sin capacidad de elaboracion (o eso se llamaba síntoma; síntoma institucional), la incapacidad del ser humano y de las instituciones de cuestionarse a si mismas. No, perdon, no es la incapacidad, es la dificultad. La institucion asi como los sujetos tiene la capacidad y la posibilidad de cuestionarse el porqué de los malestares que sufre.

Me acordaba de una frase "yo no sufro de locura, la disfruto a cada minuto" y me pregunto: ¿Es esto lo que circula en el imaginario de la gente?Es como decir que el pobre es pobre porque no quiere ir a trabajar.

Cuales son las posibilidades de un "loco" para cuestionarse a si mismo? En esa línea, cuáles son las capacidades de una institucion que trabaja en salud mental y que tiene características manicomiales de cuestionarse a si misma?
La posibilidad/capacidad/ intención, siempre esta signada por un otro, un afuera, alguien que, teniendo una relación con el interior pueda actuar como exterioridad, como espejo consciente, no omnisciente.
Qué significa esta otredad, esta terceridad, este afuera-adentro como la cinta de Moebius... significa una herida narcisista, un asumir la dificultad.
¿Si creo que esto sucede en los espacios públicos que estan, a mi humilde vista, manicomializados? Por supuesto que si.
Cuanta vocación tiene una persona que trabaja en un hospital psiquiatrico? Cuanta preparacion seria conveniente preguntarse.
No hay una especialidad en enfermeria para las personas que trabajan con sujetos que sufren de psicosis, por ejemplo. (Al menos a nivel estatal, siempre queda el resquicio de la duda personal que mueve montañas en lo colectivo, que cuestiona en movimientos a lo instituido)
Cómo se intenta igualar a los enfermos mentales con los "sanos mentales" (?) cuando sólo por el saber popular hay una distinción de tres categorias.
Cómo se evita durante tantos años el progreso en cuanto a teorias desmanicomializantes con la excusa de que el loco ha sido el mismo desde el pricipio de los tiempos hasta hoy.
¿La gente sabe que antes se catalogaba de locos a los pobres y a las histéricas?
Y Hoy? hay diferencias? El drogadicto, o cualquier tipo de adicto... es un loco? Tiene las mismas fallas subjetivas que un psicótico?
Las políticas estatales en salud mental son paupérrimas y antiguas. Los trabajadores de salud mental trabajan en situaciones dificiles de sobrellevar.
Qué hacer con la angustia que genera el trabajo con psicosis?
Adonde preguntar ante las dudas que srgen de este trabajo?
A quien preguntarle?
El estado... habilita a estos otros? Aunque sea económicamente (aunque sea... me rio sola)
Y los trabajadores en salud mental? A quienes habilitamos?


Les dejo un artículo que salió en el diario sobre una obra que se llama "Obra 1: construcción del silencio"
Maravillosa pieza de arte que escenifica perfectamente lo que, aún hoy, a pesar de estar situada, tal vez, alrededor de 1920, sucede en los Muy bien llamados MANICOMIOS.
Terribles iamgenes que se ven hoy en cualquier institucion manicomializada: pobreza económica y subjetiva, abuso de poder, falta de recursos.


Pasaje de la puesta de la que el domingo, a las 20.30, se ofrecerá la última función.
El riguroso y siniestro patetismo que arrasa con toda posibilidad de optimismo a la hora de revisar la impronta de los personajes arltianos encuentra en Obra 1 (construcción de silencio), creada por el novel grupo Teatro Katástrofa, que dirige Santiago Dejesús, un campo a través del cual las singularidades del universo literario de Roberto Arlt se repliegan ante los vínculos y las acciones que, más allá del texto dicho, posibilita la escena.

Tomando como punto de partida el cuento Ester Primavera (publicado por primera vez en 1928, en La Nación), algunos de sus personajes, tres perdedores (canallas notables y entrañables) recluidos en un hospital perdido en tiempo y espacio contando sus últimos días, son aquí retratados con inteligencia por Dejesús, quien se muestra seguro a la hora de construir la acción a través de los recuerdos de estos personajes, al tiempo que dosifica los vínculos con registros de actuación que se valen de estudiadas sutilezas que son llevadas a los extremos.

La acción traslada al espectador (que desde el arribo a la sala comienza a vivir una experiencia gozosamente teatral) a los años 20. Se trata de un pequeño espacio dentro de un derruido hospital para tuberculosos (un hospicio, un geriátrico y hasta la mismísima Argentina) y dos personajes, Gregorio Paya (el eterno inventor-científico) y Siete (un alter ego del autor), que reciben a un tercero: Roberto Argentino Sacco (“cabeza de cebolla y tórax de pugilista”, según relata el cuento), un ex boxeador en que recordará la candidez de Estercita y ejercitará la culpa, mientras soporta todo tipo de vejaciones.

La urgencia y el miedo por llegar al final dada la inminencia de la muerte que parece inevitable, la ataxia que genera un clima de penumbras que se vuelve irrespirable, pero sobre todo el sonido y la presencia de la muerte que ronda como sereno estudiando a la próxima víctima, son los ejes por los que transita esta lograda ópera prima de Katástrofa.

Del lado de Arlt quedan las impresiones de un universo de hombres enfermos que van a partir sin siquiera haber alcanzado el auténtico conocimiento del mundo de lo femenino, aquí representado por el fantasma de Ester que buscará venganza por lo que le hizo Sacco y por una enfermera dictatorial que encierra en sí misma a varias mujeres, y que no casualmente es la que se ocupa de las sepulturas. Pero del lado del teatro queda casi todo: actuaciones de registros particulares que amalgaman palabras escritas con otras improvisadas (se trata de actores de formaciones y edades disímiles), un análisis de las potencialidades del espacio que resistió el cambio de sala, y un minucioso estudio de lo que representan los objetos escénicos merced al trabajo conjunto del director con Mauricio Caturelli, donde cada cosa tiene su sentido específico tanto desde el campo de lo simbólico como desde la utilidad que brindan en el terreno de lo escénico. Además, se destaca la música compuesta especialmente, del mismo modo que el vestuario de Florencia Marting.

Personajes que con sus gestos se jugarán por la actuación a través de frases tales como “no actúe, sienta”, y la metáfora feroz de la argentinidad simbolizada en un simulacro de acto político, son la prueba más contundente de que, tal como adelanta el programa de mano, el Sanatorio de Santa Mónica “ha quedado abandonado después que el gobierno efectuara el último recorte, dejándolo a la deriva”. Tras su paso por un espacio alternativo del Centro Cultural La Peripecia, ámbito que por su impronta fue determinante para la construcción del espectáculo, la obra continuó con una serie de funciones en La Manzana (San Juan 1950), donde se despedirá (al menos por el momento) este domingo a las 20.30. Los amantes de Arlt encontrarán aquí, como pasaba con El pecado que no se puede nombrar (versión de Los siete locos y Los lanzallamas), de Ricardo Bartis, la inminencia de los climas, los gestos y las miradas imaginadas desde la lectura, pero sobre todo se enfrentarán a un homenaje al teatro y a lo que debería ser la actuación: nada más y nada menos que el riesgo de estar ahí con toda la verdad posible.

Información sobre la obra:

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